LOS FERTILIZANTES TECNOLÓGICOS COMO HERRAMIENTA DE SOSTENIBILIDAD AMBIENTAL Y ECONÓMICA
Escenario social ambiental y económico
Nuestros agricultores se hallan en un escenario complejo, marcado por normativas que abogan por la sostenibilidad ambiental, empujando al agricultor a ser más eficiente en el uso de fertilizantes, fitosanitarios y a mantener la fertilidad de sus suelos. La volatilidad de los precios de los insumos y de los cereales, fuertemente influenciada por las circunstancias geopolíticas, unido a episodios meteorológicos cada vez más extremos y continuados, generan incertidumbre a la hora de tomar decisiones en el manejo de la explotación.
Por otro lado, el contexto social europeo y mundial, que tiene como gran reto poder generar alimentos para una población que se estima que alcance los 9.700 millones de habitantes para 2050, pero de forma sostenible, reduciendo la huella de carbono e hídrica para frenar el cambio climático y con limitaciones en el uso de fertilizantes, fitosanitarios y antimicrobianos.
En este contexto, los técnicos de las entidades que operamos alrededor del sector, somos conscientes de los retos actuales y desafíos futuros a los que se enfrentan nuestros agricultores y ganaderos. No obstante, todos coincidimos en que la única vía de afrontar estas vicisitudes es mediante la implantación de la tecnología en toda la cadena de producción.
La tecnología como solución
Seguramente, la mayor parte del sector relacione el avance tecnológico con la moderna maquinaria agrícola, el internet de las cosas y la mejora vegetal. Si bien estas áreas han supuesto una revolución extraordinaria para el campo, la nutrición vegetal y el control de plagas y enfermedades, son otras dos materias en las que la investigación y el desarrollo juegan un papel revelador.
La aplicación de fertilizantes y fitosanitarios está directamente relacionada con la capacidad de producción de los cultivos y, por tanto, condiciona la rentabilidad económica del agricultor.
La evolución en el uso de las materias primas en agricultura es clara, pasando del uso simple de estiércol o restos de cultivos en los orígenes de la civilización hasta evolucionar a maneras más completas como productos de altísima eficiencia nutricional que mejoran el metabolismo de la planta, interactúan con la rizosfera, permitiendo obtener el máximo potencial genético a pesar de los estreses abióticos y bióticos a los que está sometida.
Fertilización racional
El diseño de un plan de fertilización que considere las necesidades reales del cultivo, los momentos de aplicación y el tipo de fertilizante a aplicar, es el punto de partido no solo para cumplir con los exigencias normativas, como el RD 1051/2022 de Nutrición Sostenible y el RD 1054/2002 del SIEX o con las buenas prácticas agrícolas de las Zonas Vulnerables a Nitratos, sino también una herramienta fundamental para aplicar la cantidad correcta de producto en el momento adecuado, para alcanzar el máximo rendimiento de nuestros cultivos de forma sostenible.
Para ajustar la dosis de fertilizante es necesario conocer las necesidades de nutrientes nitrógeno, fósforo y potasio del cultivo en función de su rendimiento potencial, así como de la disponibilidad de aquellos según la riqueza del suelo, los niveles de materia orgánica y pH del suelo, la climatología, las aportaciones de abonos orgánicos en años anteriores, la influencia del cultivo precedente y de la fertilización realizada al mismo, y por último, del tipo de fertilizante que se va a seleccionar y su eficiencia.
Momento de Aplicación. Además de ajustar la dosis se debe tener en cuenta los momentos de aplicación óptimos a lo largo del ciclo del cultivo. El aporte de fósforo y el Potasio, se ha de realizar a partir de una única aplicación en fondo siempre, ya que juegan un papel imprescindible en la capacidad de ahijado en cereales, de enraizamiento en industriales, otorgan resistencia a enfermedades, estrés hídrico, térmico y salino, e inciden directamente en la calidad y producción de cosecha.
Para calcular las necesidades de nitrógeno lo más recomendable es aplicar el método del N-min que consiste en realizar una toma de muestras de suelo poco antes de plantear la cobertera y analizar el nitrógeno mineral (nitratos).
El nitrógeno es un nutriente imprescindible para todos los cultivos. Al ser un elemento muy móvil, conviene fraccionar su aplicación (excepto en leguminosas) por lo que deberá aplicarse en fondo y posteriormente en cobertera. Se deben considerar especialmente las restricciones en zonas vulnerables a nitratos.
Selección de fertilizantes. Existe un gran abanico de insumos de origen mineral, orgánico u órgano-mineral para cubrir las necesidades del cultivo. Los fertilizantes minerales entregan altos niveles de nutrientes en formas altamente aprovechables por las plantas, siendo su manejo y aplicación más sencillo que el resto y la alternativa más eficiente para lograr los objetivos de producción y calidad buscados. Dentro de estos, existen fertilizantes tecnológicos de mayor eficiencia que permiten ajustar aún más las dosis y ser más respetuosos con el medio ambiente.
Fertilizantes tecnológicos, la alternativa más sostenible
Los fertilizantes más comunes empleados en fondo son los abonos complejos NPK, blending, DAP y Super. En el caso de la cobertera son los nitratos amónicos, NAC, urea, nitrosulfatos, blending de ureas con sulfatos, soluciones nitrogenadas y equilibrios NPK altos en nitrógeno. Estos productos que se clasifican como fertilizantes minerales convencionales, contienen nutrientes en formas solubles (disponibles) para las plantas. Sin embargo, cuando son aplicados, sufren una serie de reacciones químicas y biológicas con el medio (suelo, agua, aire) generándose pérdidas por lavado, volatilización, desnitrificación y retrogradación, especialmente acuciante en suelos arenosos, con bajo contenido de materia orgánica y en suelos basófilos o acidófilos. De esta forma, la eficiencia de estos se ve penalizada.
Existe una tendencia al alza en el empleo de fertilizantes tecnológicos, tanto en el abonado de fondo, como en cobertera. Estos fertilizantes se formulan con tecnologías y procesos innovadores que permiten reducir las pérdidas de nutrientes, aumentar rendimientos, mejorar la calidad y ser más sostenibles desde el punto de vista económico y medioambiental. Se pueden clasificar en tres grandes grupos: con inhibidores, de liberación controlada y con nutrientes complejados.
Inhibidores del nitrógeno
La inhibición es la tecnología más utilizada para evitar pérdidas por lixiviación o volatilización del nitrógeno, y potenciar a su vez una fertilización nitrogenada controlada. Como su propio nombre indica, el inhibidor impide o reduce alguna de las reacciones química que sufre este elemento en el suelo agrícola. Gracias a ello, se reducen las pérdidas permitiendo una liberación controlada y mejorando la eficiencia en el uso del nitrógeno por parte de la planta.
Podemos distinguir dos tipos de inhibidores del nitrógeno: los de la ureasa y los de la nitrificación.
Liberación controlada (CRF)
Contienen los nutrientes encapsulados o recubiertos con diferentes materiales que controlan la velocidad, cantidad y duración de la liberación en función de la temperatura del suelo; a mayor temperatura mayor liberación. Dependiendo del formulado, pueden proteger el N, P, K, siendo lo más común la protección única del N. Reducen el riesgo de pérdida de nitrógeno por lixiviación.
Nutrientes complejados
Consiste en un grupo diverso de fertilizantes que se formulan con complejos de origen orgánico, mineral o vegetal y materias primas seleccionadas mediante un proceso específico de fabricación. Su mecanismo de acción es multinivel ya que actúan sobre:
– La planta, bioestimulando raíz y parte aérea.
– Los microorganismos beneficiosos del suelo.
– La velocidad de liberación de nutrientes.
– El transporte, la traslocación de nutrientes y su transformación en hoja.
Dependiendo del formulado mejoran el aprovechamiento de las UF nitrogenadas, fosfóricas y potásicas reduciendo las pérdidas de nutrientes. En definitiva, el uso de estas tecnologías otorga beneficios agronómicos, medioambientales y económicos.
La bioestimulación de cultivos
Esta práctica consiste en la aplicación controlada de sustancias específicas o microorganismos seleccionados en momentos puntuales del cultivo, con el objeto de:
– Incrementar la actividad metabólica de la planta, aumentando su actividad fotosintética y el desarrollo de biomasa vegetativa.
– Favorecen la eficiencia y aprovechamiento de los nutrientes aplicados por los fertilizantes.
– Optimizan la eficiencia del uso de productos fitosanitarios.
– Al potenciar sus efectos, generalmente permiten reducir las dosis de fertilizantes
– Reduce los problemas de fitotoxicidad de algunos productos fitosanitarios y permite corregir carencias de micronutrientes.
– Actúan como efecto antiestrés, principalmente estrés abiótico sequías, salinidad, temperaturas extremas.
– Incrementan los rendimientos y la calidad de los cultivos.
– Mejoran la fertilidad química y biológica del suelo.
En resumen, potencian los cultivos y mejoran la eficacia de fertilizantes y fitosanitarios de forma sostenible.
TIMAC AGRO, Pioneros por Naturaleza
La propuesta de valor de TIMAC AGRO se centra en proporcionar soluciones pioneras en materia de nutrición, bioestimulación, biofertilización y biocontrol, en combinación con un asesoramiento técnico especializado y digitalizado, que permite a los agricultores y ganaderos ejercer su actividad de forma rentable y respetuosa con el medio ambiente.
La innovación, forma parte del ADN de TIMAC AGRO desde su fundación. En la actualidad, la investigación se realiza en el Centro Mundial de la Innovación Roullier y el Grupo Bach en la Universidad de Navarra, además de acuerdos con otras universidades y centros de investigación. La alta inversión en desarrollo ha permitido poner a disposición de los agricultores y ganaderos más de 46 gamas de productos tecnológicos. Estos productos antes de lanzarse al mercado se someten a estrictos ensayos de campo para evaluar su eficiencia y la repercusión en la rentabilidad de los agricultores.
Nuestra red de asesores técnicos compuesta por más de 220 integrantes con perfiles agrónomos, acompaña al agricultor en su día a día, aconsejando las mejoras prácticas y el empleo de nuestras tecnologías. Más de 20.000 agricultores confían cada año en nuestras soluciones.
Hechos
Nuestra actividad en el sector agrícola y ganadero está presente en todos los territorios de España y es empleada en todo tipo de cultivos, tanto en regadío como en secano. A continuación, describimos las soluciones tecnológicas de TIMAC AGRO más empleadas en cultivos extensivos y resumimos los beneficios obtenidos en las distintas experiencias de campo recogidas a lo largo de nuestra trayectoria:
D-CODER TOP. Fertilizante a demanda
D-Coder Top es el único fertilizante que se adapta a las necesidades nutricionales de la planta según el estado fenológico, ya que su tecnología le permite liberar los nutrientes atendiendo a las señales (ácidos orgánicos) emitidas en la rizosfera.
Este fertilizante está formado por una fracción starter, soluble al agua, que permite la entrega de nutrientes durante la nascencia e inicio de ahijado, a la vez que favorece la rizosfera. La segunda fracción mayoritaria, la constituye la fracción D-Coder, insoluble al agua pero soluble a los ácidos orgánicos rizosféricos, que entrega los nutrientes a demanda, en función de la actividad y necesidades de la planta. Los complejos PES y FMR al ser liberados, potencian la emisión de señales y multiplican la actividad rizosférica, ayudando a conformar un sistema radicular equilibrado y favoreciendo el desarrollo vegetativo.
Esta gama que se comercializa desde 2011 y acumula más de 600.000T vendidas genera una alta producción, calidad y rentabilidad en los cultivos. A lo largo de estos años se han realizado más de 18 ensayos de campo por organismos oficiales que acreditan la eficiencia y eficacia del fertilizante. Además, nuestra red de asesores lleva realizados más de 250 testimonios de campo que permiten demostrar la rentabilidad y eficacia en comparativa a otros productos del mercado.
Los incrementos productivos se sitúan en +17% de producción de media. Estos resultados generan una rentabilidad en el agricultor de +150 €/ha en el cultivo de cereales.
D-Coder Top permite reducir las pérdidas de nitrógeno por lixiviación en un 15%, reducir la retrogradación de fósforo hasta el 100% en suelos básicos y ácidos y las pérdidas por lavado del potasio hasta en un 25% frente a los abonos convencionales. Otra de sus características es su baja salinidad, lo que permite convertirse en la opción más rentable en las aplicaciones localizadas.
SULFAMMO. Nitrogenado de Máxima Eficacia
Sulfammo consiste en una familia de fertilizantes nitrogenados de altísima eficiencia. Está compuesto por el complejo NPRO, que permite potenciar la velocidad de absorción del nitrógeno y su transformación en la hoja en proteínas. Gracias a este complejo se consigue mejorar un 30% la eficacia de transformación del nitrógeno.
Además, Sulfammo cuenta con la tecnología doble membrana que permite liberar el nitrógeno contenido de forma progresiva. Esto permite un aporte continuado de nitrógeno durante todo el ciclo de cultivo, mientras que otros productos del mercado liberan la totalidad del nitrógeno una vez aplicado en campo con el consiguiente riesgo de pérdidas que supone.
Ensayos demostrativos con Sulfammo demuestran una reducción de pérdidas de N por lixiviación del 30%, y de la volatilización de amonio en un 48%. Se han realizado más de 12 ensayos con organismos oficiales que demuestran su efectividad y más de 35 testimonios en campo.
PROBITAL. Resiliencia probiotica.
Probital es la gama de biofertilizantes microbiológicos compuesto por varias cepas exclusivas de bacterias. El producto cuenta con un carrier que contiene compuestos orgánicos que protegen y aseguran una colonización rápida y viable. Gracias a la aplicación de Probital conseguimos el máximo aprovechamiento de las unidades nitrogenadas aplicadas, la solubilización del fósforo y potasio presente en el suelo, además de ofrecer acción antiestrés y efectos bioestimulante del cultivo.
Probital cuenta con más de 24 ensayos con organismo oficiales que demuestran su eficacia en campo, además de 40 testimonios realizados por nuestra red de asesores.
SUPRACTYL. Bioestimulante regenerativo.
Supractyl es el bioestimulante vegetativo que cuenta con la supramolécula SMR, que tras su aplicación experimenta disgregaciones en partículas de menor tamaño sobre la rizosfera, promoviendo su actividad, así como la toma y translocación de nutrientes. Gracias a Supractyl se observa mayor actividad microbiana en el suelo y mayor actividad actividad enzimática implicadas en la descomponer materia orgánica.
Otro de los efectos que potencia Supractyl es un mayor número de raíces secundarias, así como una mayor cantidad de pelos adsorbentes de los mismos. Además, promueve el desarrollo vegetativo y la división celular gracias a los precursores de hormonas vegetales que dan lugar a nuevas estructuras y una optimización celular de las funciones. Con Supractyl conseguimos estimular la enzima ATPasa lo que supone un mayor aprovechamiento de las sustancias de reserva, y potenciar la sobreexpresión de genes implicados en los procesos naturales de defensa del cultivo.
Se han realizado más de 90 testimonios con Supractyl en campo y 3 ensayos con organismos oficiales.
En conclusión, estas tecnologías, al incrementar la eficiencia en el uso del N,P,K, reducir las pérdidas y bloqueos de nutrientes, bioestimular al cultivo y liberar los nutrientes según las necesidades del cultivo permiten obtener mayor productividad y calidad de la cosecha a la vez que preservar el medio ambiente y el suelo, logrando reducir hasta en un 40% la huella de carbono.
Combinando la agricultura 4.0 y los fertilizantes tecnológicos
Sin duda alguna los mejores resultados se obtienen cuando se combinan las distintas tecnologías de la agricultura de precisión. Hoy en día, la fertilización localizada, la dosificación variable de fertilizantes y la aplicación de bioestimulantes con drones, son de las técnicas más extendidas, con mayor recorrido y que mayor impacto tienen a la hora de optimizar el uso de abonos y potenciar sus efectos en los cultivos. Ala vez, incrementan la rentabilidad del agricultor y contribuyen a preservar el medio ambiente.
Dosificación variable de fertilizantes.
Por todos es conocido la heterogeneidad de las parcelas. La creación de ambientes a partir de mapas de suelo o de históricos de imágenes satelitales o drones, permite hacer muestreos dirigidos y categorizar las distintas zonas de la parcela, con el objetivo de realizar mapas de prescripción de fertilizantes. De esta forma ya no se aplica una dosis media de insumos por igual a toda la superficie, sino distintas cantidades en función del objetivo marcado.
Para realizar la dosificación variable necesitamos de un software especializado y de maquinaria específica, para lo que se debe contar con sistemas GPS y aperos capaces de aplicar los insumos a diferente dosis automáticamente. El criterio con el que se realiza la distribución de las dosis en una parcela puede variar en función del objetivo o la información de partida que dispongamos. El criterio más extendido es el de aplicar menor dosis de fertilizantes en las zonas de la parcela donde exista menor potencial productivo y viceversa. Este menor potencial puede deberse a altas conductividades, presencia de sales, distinto tipo de suelo, encharcamiento o peor estructura. De este modo en las zonas con peor tipo de suelo aplicaremos menor dosis ya que el factor limitante de la producción del cultivo no es el fertilizante. Lo que se logra es una optimización de los insumos.
Esta técnica de aplicación normalmente se aplica en abonos nitrogenados, pero también puede extenderse al empleo de enmiendas e incluso a fertilizantes complejos NPK.
Fertilización localizada.
La práctica de la fertilización localizada, cada vez más extendida en nuestro territorio, gira en torno a la idea de depositar el fertilizante lo más próximo a la línea de siembra, junto a las semillas, normalmente coincidiendo con la labor de siembra del cultivo. Esta técnica busca el aumento de la rentabilidad de la explotación, ya que permite ajustar la dosis de abonado y reducir la competencia con las malas hierbas.
Permite realizar un ajuste de la dosis aplicada, gracias al aumento de la concentración de nutrientes en la zona radicular y su mayor aprovechamiento, en comparación con las aplicaciones a todo terreno.
Esta reducción puede situarse entre 20-40% de la dosis aplicada a todo terreno, aunque no todos los fertilizantes van a comportarse de igual manera. La presencia de una mayor concentración de fertilizante en el entorno radicular supone una ventaja para el cultivo, sin embargo, no debemos perder de vista que los abonos interactúan con el suelo e influyen en las características físicas, químicas y biológicas de la rizosfera.
Desconocer el comportamiento del fertilizante en relación a la velocidad de liberación de los nutrientes y su interacción con el suelo y la planta, puede traducirse en riesgos de pérdida de rendimiento. Un fertilizante muy salino puede ocasionar riesgos de pérdida mientras que uno altamente soluble al agua puede sufrir mayores pérdidas por lavado y bloqueo con la consecuente pérdida de eficiencia.
Si te interesa este post sobre la fertilización inteligente, te invitamos a atender a la mesa redonda de la sembradora de ideas, donde tendremos el privilegio de dar a conocer la propuesta de valor de TIMAC AGRO.
Farming Up!, herramienta de Inteligencia Artificial.
Es la herramienta de monitorización y gestión técnica de explotaciones que emplea la red de asesores de TIMAC AGRO. Este sistema de ayuda a la toma de decisiones permite: establecer planes de fertilización, evaluar el desarrollo de los cultivos, comparar estrategias y resultados de fertilización y tratamientos, consultar los datos climáticos, el pronóstico del tiempo, tomar observaciones y realizar prescripciones.
Es la apuesta en digitalización Agrícola de TIMAC AGRO que permite elevar el nivel de asesoramiento de nuestros técnicos y la optimización de las soluciones en materia de nutrición y bioestimulación.
Digitalización y tipo de fertilizante para el desafío del sector agrario
La agricultura española se enfrenta al desafío de adaptar sus prácticas de fertilización a las nuevas normativas europeas y nacionales para conseguir mejorar en la eficiencia en el uso de los nutrientes, especialmente la del nitrógeno. La estrategia del “Farm to Fork” (de la granja a la mesa) del Pacto Verde Europeo, el Real Decreto de Nutrición Sostenible, o los planes de actuación en Zonas Vulnerables a la contaminación por nitratos, son los ejemplos más importantes de este nuevo escenario que busca reducir las pérdidas de nutrientes para mejorar la calidad ambiental.
Importancia de la fertilización para los cultivos
La fertilización uno de los factores más determinantes para la producción agrícola en la que el agricultor tiene la capacidad de decisión. Es cierto que es una decisión compleja porque la agricultura está altamente condiciona por factores climatológicos como la lluvia, en los cuales el agricultor no tiene capacidad de intervención y afectan directamente a la producción. Un claro ejemplo sería la pasada campaña (2022-2023), donde la falta de precipitación en la primavera redujo significativamente la producción de cereal.
Por lo general, el nitrógeno es el nutriente que más frecuentemente limita la producción, resultando fundamental establecer un buen suministro para conseguir buenas cosechas, pero dadas sus propiedades también es cierto que puede generar pérdidas al medioambiente.
La aplicación insuficiente de nitrógeno puede tener graves consecuencias económicas para el rendimiento de muchos cultivos, mientras que una fertilización excesiva aumenta el riesgo de contaminación ambiental. Actualmente, en los sistemas de producción agrícola, se calcula que una gran parte (alrededor del 50%) del nitrógeno aplicado a los cultivos se pierde al medio ambiente. Por lo tanto, es fundamental mejorar la eficiencia del uso del nitrógeno en los sistemas de cultivo de todo el mundo, ya que es uno de las estrategias más efectivas para aumentar la productividad de los cultivos y disminuir la degradación ambiental.
Las pérdidas de nitrógeno más importantes vienen determinadas por tres procesos: emisión de gases de efecto invernadero, volatilización de amoníaco y lixiviación de nitratos. Las estimaciones globales anuales de emisiones de gases de efecto invernadero procedente de la agricultura son de alrededor de 3,5 Mt de N2O-N y 2,0 Mt de NO-N, lo que supone unas pérdidas de alrededor al 0,8% del nitrógeno aplicado en las superficies cultivables. A esto, hay que sumarle pérdidas por volatilización tras la aplicación del fertilizante mineral nitrogenado (14%) o del fertilizante de fuentes orgánicas (22%) y otras pérdidas por lixiviación (19%) que varían en función de las condiciones meteorológicas, tipos de suelo y riego, y que son muy importantes por el efecto que tienen en la contaminación de aguas subterráneas.
La fertilización actual
Hoy en día, la mayoría de las decisiones de fertilización se basan en experiencia previa o intuición del agricultor y en algunos casos se utilizan las extracciones del cultivo, pero muy pocas se basan en datos cuantitativos. Una buena alternativa para determinar las mejores estrategias de fertilización sería tener información histórica de la respuesta del cultivo a la fertilización con distintas condiciones climáticas. De este modo, se podrían calcular las probabilidades de acertar con la estrategia de fertilización más eficiente y rentable.
El problema reside en que la información local es muy costosa de adquirir porque requiere una gran inversión de recursos para poder evaluar diferentes estrategias de fertilización en una misma campaña. Y, además, es muy difícil de analizar porque hay que intentar eliminar el efecto de la variabilidad natural de los suelos. Por eso, lo ideal sería disponer de un gran número de ensayos que permitan obtener datos fiables de las estrategias de fertilización mejor adaptadas a cada zona de producción.
En EuroChem investigamos para determinar las prácticas de fertilización más eficientes en cada zona agroclimática. De hecho, en España se han implementado 94 ensayos “on-farm” en cereal de invierno en el periodo 2020-2023 con el objetivo de optimizar las recomendaciones de fertilización.
Digitalización en la investigación agrícola y los ensayos “on-farm”
Tradicionalmente la experimentación en la agricultura se ha basado en ensayos con microparcelas y repeticiones, ya que era la manera de conseguir la mayor homogeneidad posible, logrando reducir la variabilidad natural y tener un mayor control sobre la respuesta del cultivo a los tratamientos estudiados (variedades, fertilización, fitosanitarios, etc.). Actualmente, la tecnología que se ha incorporado en la agricultura permite implementar ensayos en macroparcelas (escala real de agricultor) que pueden proporcionar una mayor cantidad de información y más cercana a la realidad. En nuestro caso, los denominamos ensayos “on-farm”.
Los ensayos “on-farm”, son ensayos a escala real de agricultor, dónde se puede simplificar el diseño experimental buscando la respuesta de algún producto que queramos probar en nuestra explotación (fertilizante, fitosanitario, etc.). Los ensayos “on-farm” son investigación aplicada, adaptada a las condiciones reales de producción de los agricultores.
La evolución tecnológica ha permitido controlar la variabilidad natural de las parcelas experimentales. De esta manera, las diferencias de resultados quedan exclusivamente ligadas a los tratamientos evaluados. De hecho, si contamos con la tecnología de los monitores de rendimiento, podemos corroborar las diferencias mostradas por el seguimiento satelital durante el ciclo del cultivo.
Por tanto, nuestra capacidad de generar datos relacionados con los tratamientos evaluados en los ensayos es mucho mayor trabajando a escala real de agricultor, y hoy en día, contar con más datos, es tener mayor poder de análisis.
En EuroChem, utilizamos este tipo de ensayos para evaluar las estrategias de fertilización más eficientes teniendo en cuenta la variabilidad natural de los campos y a la variabilidad climática entre años. Nuestro proyecto clasifica las parcelas en diferentes zonas dependiendo su potencial productivo utilizando histórico de imágenes de satélite, y permite incorporar diferentes estrategias de fertilización a escala real. Se hace un seguimiento satelital, que se verifica con muestreos en campo, y posteriormente se mide el rendimiento. Toda esta información permite conocer el estado del cultivo en los tratamientos aplicados y compararlo con años anteriores.
Importancia del tipo de fertilizante para mejorar la eficiencia
Algunos de los factores más importantes a tener en cuenta para realizar una fertilización de precisión son el tipo de abono y sus características físicas y químicas. Las características físicas son fundamentales para garantizar que los mapas de aplicación de nutrientes realmente se efectúan con precisión. Realizar una aplicación con un producto blending (mezcla de distintas materias primas) o con fertilizantes poco homogéneos, impide realizar una distribución correcta de nutrientes en el campo. Para ir a una fertilización más precisa y eficiente hay que utilizar fertilizantes complejos. En las propiedades químicas del fertilizante, es importante evaluar qué cantidad de nutrientes aporta, su solubilidad y disponibilidad para el cultivo y si incorporan tecnologías que permitan hacer un uso más eficiente de los nutrientes, especialmente el nitrógeno.
Para reducir las pérdidas potenciales de nitrógeno y mejorar la nutrición de los cultivos existen a disposición del agricultor una serie de tecnologías de fertilizantes contrastadas científicamente y que pueden ayudar a los agricultores a adaptarse a las nuevas normativas, los inhibidores de la nitrificación. Los inhibidores actúan en la actividad de las bacterias del género Nitrosomonas, responsables de la transformación del amonio (NH4+) a nitrato (NO3–), y hacen que el nitrógeno permanezca en el suelo en forma de NH4+ durante un mayor periodo de tiempo. El complejo arcillo-húmico del suelo tiene carga negativa, y por tanto, permite retener el nitrógeno en forma de amonio (NH4+) dada su carga positiva. Sin embargo, el nitrógeno en forma de nitrato (NO3–) no es retenido en el suelo y al ser altamente soluble en agua, es muy susceptible a sufrir procesos de percolación en profundidad. Además, los fertilizantes con inhibidores permiten completar el ciclo de desnitrificación del N, mitigando las emisiones de óxido nitroso (N2O).
En EuroChem, ponemos a disposición del agricultor los fertilizantes ENTEC®, que destacan por su alta calidad físico-química, dónde la “cantidad” y “calidad” de nutrientes marcan la diferencia. Además, incorporan los inhibidores de la nitrificación más eficientes del mercado, que son el DMPP y el DMPSA.
IMPLEMENTACIÓN DE TÉCNICAS DE AGRICULTURA DE PRECISIÓN EN EXPLOTACIONES AGRÍCOLAS
La variabilidad intraparcelaria del desarrollo y rendimiento de los cultivos existe y se conoce desde los inicios de la agricultura. Sin embargo, tradicionalmente ha existido una tendencia a aplicar manejos uniformes en las parcelas. En las últimas décadas, gracias al desarrollo de las tecnologías de Agricultura de Precisión (AP), es posible el análisis de la variabilidad espacial de las propiedades de los suelos y del desarrollo y rendimiento de los cultivos, así como también, es posible la prescripción y aplicación de manejos diferenciados. Para ello, las nuevas tecnologías utilizadas por la AP pretenden complementar la inspección visual humana en la identificación, caracterización y seguimiento de la variabilidad intraparcelaria, utilizando sistemas globales de navegación por satélite (GNSS) , SIG (Sistemas de Información Geográfica), medidores de conductividad eléctrica aparente del suelo (CEa), monitores de rendimiento o sensores multiespectrales en satélites para la adquisición de imágenes detalladas y continuadas de la superficie terrestre, entre otras herramientas.
Estas tecnologías se han aplicado mayoritariamente en cultivos extensivos de regadío y en algunos cultivos hortofrutícolas de alto valor como la viña u otras especies frutales, y en menor medida en cultivos extensivos de secano, en los que, en la mayoría de casos, se siguen aplicando dosis homogéneas por unidad de superficie, tanto de siembra como de fertilizantes. En España se cultivan aproximadamente 6 millones de hectáreas de cereales, siendo el sector con mayor base territorial y con distribución a lo largo de todo el territorio. De la superficie sembrada de cereales casi el 94% corresponde a cereales de invierno. En concreto, la superficie de cultivos extensivos (cereales de invierno) en secano es de 4.8 millones de hectáreas, lo cual supone un porcentaje de casi el 85% respecto a la superficie agrícola total destinada a esta clase de cultivos. La AP se muestra como una de las mejores herramientas a utilizar en estos sistemas productivos con el fin de conseguir la optimización de los inputs, la reducción de los costes medioambientales, el incremento de la precisión en la producción y la incorporación de la trazabilidad en todo el proceso productivo, término éste de creciente demanda por parte del consumidor y la legislación en general.
La mayor dificultad para la implantación de las técnicas de AP estriba actualmente en la adecuada identificación de las zonas con variabilidad dentro de una misma parcela y en la toma de decisiones correctas en base a la misma.
Entre las tecnologías que engloba la AP, la Tecnología de Dosis Variable Sitio-Específica permite, una vez conocido el comportamiento del cultivo en cada sector de la parcela, aplicar las necesidades de insumo en cada zona homogénea más pequeña o subunidad sobre el terreno. Las prácticas de manejo sitio-específico son recomendables en situaciones donde, en la parcela, exista una alta variabilidad de los factores de producción (fertilidad, flora arvense, agua, etc.) y los rendimientos varíen en función de ellos. Bajo estas condiciones, idealmente se deberían aplicar manejos diferenciales en vez del convencional manejo promedio utilizado en la actualidad.
En AP existen dos aproximaciones para la aplicación variable de insumos. La primera de ellas se basa en el muestreo y mapeo de los factores de producción al ser manejados de forma diferencial y la posterior elaboración de mapas de prescripción para la aplicación variable de los insumos (fertilizantes, herbicidas, etc.). La segunda aproximación es el monitoreo directo del suelo y/o el cultivo para la aplicación inmediata de los insumos en forma variable. El uso de una u otra dependerá del nivel tecnológico disponible y del coste de operación involucrado.
El uso de monitores de rendimiento (MR) permite analizar la producción en cada punto de la parcela (kg ha-1), además de complementar la información con otro tipo de datos como el contenido de humedad del grano o de proteína.
Los mapas de CEa del suelo o imágenes captadas desde satélite (con diferentes índices de medida) son en la actualidad algunas de las herramientas más utilizadas cuando no se dispone de mapas de rendimiento de las parcelas que permitan diferenciar zonas. En base a este tipo de mapas del terreno se pueden establecer correlaciones con otras propiedades físico-químicas del suelo a través de muestreos dirigidos, y afinar de esa manera las correspondientes prescripciones de siembra o de aplicación de insumos. El nitrógeno (N) es el insumo de mayor impacto en el resultado económico, además es un nutriente móvil en el suelo y el más esencial para optimizar el rendimiento de grano. La aplicación de N en forma uniforme, en la mayoría de los casos, resulta en un exceso de N y en una escasez en diversas partes de las parcelas debido a la variabilidad espacial sobre el terreno. Por otra parte, la elección de la densidad de siembra es un importante factor de producción, por lo que se debe definir la relación entre la cantidad de plantas depositadas por unidad de superficie en un cultivo y su rendimiento, para distintas situaciones de oferta ambiental de recursos; relacionar este parámetro con la tipología del suelo o el rendimiento de cada zona es un reto para el que todavía no hay reglas establecidas.
En Aragón se han desarrollado varias experiencias en los últimos años que están permitiendo afinar las recomendaciones para los rangos de variación en diferentes zonas edafoclimáticas. Sin embargo, hoy por hoy la información es todavía insuficiente y se hace necesario ampliarla a una mayor superficie y distintas condiciones.
En la actualidad se dispone de los medios adecuados para obtener la información necesaria que permita implantar las técnicas de AP; sin embargo, existe un importante salto cualitativo entre la información existente sobre la AP en el ámbito de la mecanización agraria y la realidad de la mayor parte de las explotaciones agrícolas. Uno de los pilares clave para facilitar la implementación de las técnicas de AP en un mayor número de explotaciones es la formación y el tiempo de dedicación de los técnicos asesores a este cometido. La realidad demuestra que, en muchas entidades asesoras, el trabajo del día a día impide a los técnicos formarse adecuadamente y poder dedicar tiempo a obtener, procesar y analizar la gran cantidad de datos que se generan en el estudio de cada explotación. El desarrollo de esta capacidad tiene que venir regulado por dos vías, una de ellas relacionada con las distintas plataformas de digitalización de datos que pueden contribuir a agilizar este proceso y, en segundo lugar, que el usuario final valore el asesoramiento que puede recibir en este sentido, fomentándose la formación y contratación de técnicos especialistas en agricultura de precisión.
El uso de monitores de rendimiento (MR) permite analizar la producción en cada punto de la parcela (kg ha-1), además de complementar la información con otro tipo de datos como el contenido de humedad del grano o de proteína.
Agricultura regenerativa, ¿futuro o presente?
En un mundo donde la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente son temas cruciales, la agricultura regenerativa emerge como una práctica que redefine la forma en que cultivamos nuestros alimentos. Defeder, como empresa pionera en fertilizantes ecológicos, se encuentra a la vanguardia de esta transformación. Hoy, vamos a contarte más sobre agricultura regenerativa, su impacto actual y su potencial para ser el futuro de la agricultura sostenible.
¿Qué es la agricultura regenerativa?
La agricultura regenerativa es una filosofía de cultivo que va más allá de la sostenibilidad. Su objetivo es restaurar, revitalizar y mejorar los ecosistemas agrícolas. A través de prácticas que promueven la salud del suelo, la biodiversidad y la retención de carbono, esta forma de agricultura busca dejar el suelo más fértil y resiliente que cuando comenzó.
Donde la innovación ecológica cobra vida: La Sembradora de Ideas
En este contexto, Defeder participará el próximo 18 de noviembre en la jornada sobre fertilización inteligente organizada por la Sembradora de Ideas.
¿Y qué es La Sembradora de Ideas? Es un foro del sector primario que va más allá de lo convencional. Es un espacio donde la innovación agrícola cobra vida. Y el sitio donde agricultores, tecnólogos agrícolas y entusiastas del sector primario se reúnen para impulsar el crecimiento sostenible de la agricultura.
En este lugar, se crea un espacio donde las ideas y la información fluyen libremente, fomentando la colaboración entre diversos actores del sector, desde agricultores con décadas de experiencia hasta emprendedores que buscan revolucionar la agricultura. En esta ocasión, Defeder estará presente en el próximo foro, hablando sobre el desarrollo de fertilizantes ecológicos que respaldan la agricultura regenerativa, ya que nuestros productos, basados en ingredientes naturales y procesos respetuosos con el medio ambiente, contribuyen a la salud del suelo y a la producción de alimentos más sostenibles.
Raúl Saila, fundador y gerente de Defeder, afirma sobre su asistencia al evento: «Nuestra misión es proporcionar a los agricultores soluciones que no solo sean efectivas en términos de rendimiento, sino que también ayuden a mejorar la salud de la tierra. Creemos que la agricultura regenerativa es el camino a seguir para el futuro de la agricultura».
El impacto actual y perspectivas futuras
Aunque la agricultura regenerativa está en auge, ya ha demostrado su capacidad para beneficiar tanto a agricultores como al medio ambiente a largo plazo.
Algunos de los beneficios clave incluyen:
1.- Suelos más saludables: La agricultura regenerativa mejora la estructura del suelo, lo que aumenta su capacidad para retener agua y nutrientes.
2.- Mayor resiliencia: Los sistemas regenerativos son menos vulnerables a las sequías y las inundaciones, lo que brinda a los agricultores una mayor estabilidad.
3.- Captura de carbono: Al retener carbono en el suelo, se reduce la huella de carbono de la agricultura, contribuyendo a la mitigación del cambio climático.
4.- Biodiversidad: Fomenta la biodiversidad en los campos, lo que a su vez aumenta la resistencia a plagas y enfermedades.
Hablar de la agricultura regenerativa es más un presente que un futuro. A medida que más agricultores adopten estas prácticas y utilicen productos ecológicos, se espera que esta forma de cultivo tenga un impacto aún mayor en la producción de alimentos a nivel mundial. Y es que, este tipo de a agricultura es más que una simple tendencia; es una respuesta necesaria a los desafíos actuales y futuros de la agricultura.
A medida que continuemos buscando formas de alimentar a la población global sin agotar nuestros recursos naturales, la agricultura regenerativa seguirá emergiendo como una opción crucial para afrontar un futuro más saludable y sostenible.
Estos hechos hacen necesario aumentar los esfuerzos para mejorar la eficiencia con que los sistemas agrarios utilizan el N que se aplica, lo que en términos agronómicos se define como Eficiencia en el Uso del Nitrógeno (EUN). En su forma más sencilla y para una parcela de cultivo, se calcula como el N extraído de la parcela dividido por el N aportado con distintas fuentes de fertilizante durante el periodo de cultivo. Algunos trabajos estiman que aproximadamente, a nivel global, el 47% del N que se añade a los cultivos se convierte en N en productos cosechados. Esto implica que una parte considerable del N que se aplica no se utiliza y se acaba perdiendo por distintas vías de los agrosistemas. Hay que tener en cuenta que hay una gran variabilidad en la EUN entre distintos sistemas de cultivo y entre países. Por ejemplo, en ensayos realizados en el cultivo de maíz de regadío en distintas zonas españolas la EUN osciló entre 36 y 99% en función de las dosis utilizadas, disminuyendo al aumentar las dosis de N aplicado. El objetivo es maximizar la EUN, pero manteniendo niveles productivos elevados que permitan que la actividad económica de los agricultores sea viable y aumentar la producción de alimentos.